...a sí mismo.

Hay un ritmo natural en todas las cosas, y este no necesariamente tiene la velocidad que deseamos. La realización de las metas que nos proponemos necesita un cambio de energía. El cambio de energía frecuentemente lleva más tiempo de lo que esperamos o deseamos para eso. De hecho, el cambio de energía es nada más que nosotros mismos cambiando.

El tiempo que lleva cumplir nuestras metas es el tiempo que lleva cambiar nuestra conciencia de tal modo que la realidad deseada pueda entrar a la realidad actual. Por lo tanto, si queremos acelerar las cosas, enfoquémonos en nosotros mismos, y no tanto en la realidad. Con frecuencia necesitamos liberar nuestras metas para abrirse a recibirlas.

Esto suena paradójico, pero en realidad, solo estoy diciendo que necesitamos aceptar completamente nuestra realidad actual, antes de poder avanzar a una nueva. Si no aceptamos nuestra realidad actual, y nos agarramos de nuestras metas de un modo tenso, no nos estamos moviendo hacia delante. Nada dejará nuestra realidad a menos que antes no lo aceptemos y lo amemos. 

Amar es igual a “dejar en libertad”. A menos que con amor abracemos nuestra realidad actual y la aceptemos como una creación nuestra, ésta no podrá dejarnos, porque estaríamos negando parte de nosotros mismos. Estaríamos diciéndole “no” a la parte de nosotros mismos que ha creado esa realidad para nosotros. 

No podemos desear estar en una nueva realidad empujando partes indeseadas de nosotros mismos. Todos quisiéramos cortar esta parte indeseada de nosotros y movernos hacia delante. Pero no podemos crear una nueva realidad mejor y más amorosa desde el odio a sí mismo.

Carlos Zubiate