Somos Libres…?


Hoy 28 de Julio se celebra la independencia del Perú, por lo que quiero empezar deseándole a todos los peruanos que me leen, aquí y en el extranjero, unas Felices Fiestas Patrias, y citando nuestro himno nacional que comienza con la célebre frase “Somos libres…” y sintiéndome muy libre de hacerlo, me animo a escribir sobre algo que siempre me he preguntado… ¿qué es eso de el libre albedrio?

Creo que la mayoría de nosotros entiende que el libre albedrio, es algo así como un Don o un regalo que Dios, la vida, el universo, Papá lindo, o como quieras llamarlo, nos dio para que podamos decidir lo que queremos o no queremos hacer, lo que queremos o no queremos decir, lo que queremos o no queremos pensar (aunque en esto último no estoy muy seguro, porque a veces pensamos lo que no queremos pensar), en resumen hacer lo que se nos da la gana con “nuestra vida”.

En todo caso creo que todos coincidimos en que el libre albedrio, es la capacidad que tenemos todos, de decidir qué hacer o no hacer en determinadas situaciones, en determinados momentos y hasta en determinadas circunstancias de la vida. Pero también creo que todos en algún momento hemos pensado y con más exactitud hemos sentido que hay “cosas” que como que no está en nuestras “manos” decidirlas.

Si bien podemos, y de hecho lo hacemos, decidir a qué hora me voy a levantar de la cama, que ropa usare, que deseo comer, etc. hay otras cosas que es evidente, o al menos así lo parece, no decidimos del todo, como la familia, los amigos, la pareja, el momento de nacer, de morir, etc. esto nos hace pensar, más de una vez, si eso de que tenemos libre albedrio es cierto o no.

Supongo, que con el paso del tiempo, uno como que se hace a la idea de que si tenemos libre albedrio, pero que hay cosas que no las decidimos nosotros y como dice la canción “el corazón se acostumbra a olvidar…” entonces ya con esta conclusión “bien decidida”, resolvemos nuestra pregunta inicial y seguimos viviendo y tomando las mejores “decisiones” para nuestra vida.

Pero seamos sinceros… cuando decidimos algo que luego no es lo que esperamos, o cuando nos vemos “obligados” a hacer algo que no queremos, es cuando esa pregunta inicial regresa y con mayor fuerza, entonces ¿tenemos o no tenemos libre albedrio?, ¿podemos o no podemos decidir por nosotros mismos?, y es aquí donde yo comparto mis humildes “conclusiones” con Uds.

Más allá de que el libre albedrio nos fue dado por Dios, la Vida, el Señor de los temblores o la Virgen de espaldas bailando rap, es definitivo que el libre albedrío nos fue dado para que pudiéramos tener la libertad de elegir cómo vivir en este mundo y es por eso que siempre sentimos el impulso de elegir.

Cada momento de tu vida ha sido el producto de una “elección” consciente o inconsciente y estas elecciones se derivan de tu manera de ver el mundo, de tus recuerdos, de todo lo que has vivido e incluso de las “cosas” que pudiste haber “heredado” de tus padres, hermanos, amigos, etc. (debe ser por eso lo del dicho que “Genio y figura…”)

Tal vez como yo y como muchos, en algún momento has pensado que el libre albedrío no es tan libre como se cree, porque no recuerdas o desconoces en qué momento de “m” tomaste tantas decisiones que te han ocasionado dolor, tristeza o soledad, por no citar otras cosas peores, y hasta has tenido la firme idea, el firme pensamiento o la firme creencia que todo lo que has vivido fue impuesto por un “Dios” autoritario y vengativo que se pasa todo el tiempo castigando a buenos y malos y que todo esto es castigo de Dios.

Pero si observas bien o mejor dicho si te observas bien, puedes darte cuenta de que nada sucede fuera de tu “cabecita loca”, que nada sucede fuera de ti, lo que significa que todo lo que observas es un pensamiento en tu mente y si todo es un pensamiento entonces nadie que no seas tú, puede penetrar en esa cabecita loca para cambiar su contenido, nadie excepto tú puede modificar las  creencias, los recuerdos e incluso la decisión de tener o no libertad para elegir.

Si tú crees que no tienes el poder de elegir entonces así es y tu vida dependerá de esa creencia, así que vivirás de las elecciones que otros hagan por ti. Si crees que tienes el poder de elegir cada minuto de tu existencia, que elegiste por ejemplo, estar aquí ahora leyendo estas líneas, entonces tu vida dependerá de esa creencia y podrás escoger cómo vivirla.

Es más creo que incluso el hecho de “no poder” elegir viene  determinado por una elección anterior, así que el libre albedrío te ofrece tanta libertad como tú la quieras aceptar y aunque no puedas recordar en qué momento elegiste vivir esta vida como la has vivido, en realidad si lo hiciste porque tú lo eres todo, no hay separación entre tú y todo lo demás, tú eres parte de un todo y ese todo eres tú.

Si integras a tus ideas, a tu pensamiento, a tu sentir, que eres parte de un todo y ese todo eres tú también, tus elecciones jamás  pueden hacerte daño porque sabes que cualquier opción que elijas constituye una parte de un todo en el que no tienen cabida las “equivocaciones” y a la misma vez comprendes que todas y cada una de tus decisiones no “afecta” si no por el contrario “organiza” la vida de muchas personas a tu alrededor y además siempre que se trate de ti actuarás de acuerdo a la razón más elevada que es el amor, que es el elemento que te une a ese todo y al todo lo une contigo.

Seguramente en alguna ocasión has deseado modificar o eliminar alguna situación de tu pasado, porque crees que si pudieras cambiar tu “vida anterior” serías más feliz de lo que eres ahora, y esto no es más que un engaño de tu mente, no es más que un engaño de tu “cabecita loca” para que continúes en el mismo círculo vicioso que te hace preguntarte por qué fuiste castigado o castigada con tan “mala suerte” o con una “vida tan difícil”, esta necesidad compulsiva de regresar al ayer una y otra vez genera un dolor que no termina y que no te deja ver a tu alrededor las señales que te pueden guiar hacia tu conexión contigo mismo y con “la Inteligencia Divina” esa parte de nosotros que tiene todas las respuestas y sabe que es lo que hay que hacer o decidir.

Entiende que el arrepentimiento, la duda de cómo habría sido tu vida si hubieras decidido otras cosas, la sensación de haber procedido de manera incorrecta, la nostalgia, el pesar y la pena porque todo sucedió contrario a tus deseos, no son más que peldaños en la escalera de la vida, en los que puedes detenerte, avanzar o retroceder, según tu propia voluntad o de lo que tu decidas hacer.

Antes de arrepentirte de tu vida pasada, de tus actos, de tus decisiones, piensa en el hecho de que si viajaras en el tiempo hacia atrás, misma película Volver al futuro… esa donde viajan para adelante y atrás en el tiempo, intentando arreglar el caos que ocasionaban cada vez que metían su cuchar y tuvieras la oportunidad de “corregir” lo que tanto te lastima, entonces habrías alterado totalmente lo que sucedería después y solo habrías ido por otros caminos distintos para llegar a dónde estás ahora.

Tampoco habrías tenido oportunidad de disfrutar las cosas bellas que tienes ahora (porque espero que no te pongas en el plan de “victima” y quieras creer que tu vida no tiene nada de buena) puede ser que pienses que ese otro camino probable, fuera perfecto para ti y que avanzarías de acuerdo a lo que se te presentara de ese otro lado del camino, pero ya sabes muy bien que eso no es más que un engaño de tu mente, pues tu vida no es esa, tu vida es esta aquí y ahora.

Yo me siento feliz de estar aquí y ahora, no niego que a veces pienso que hubiera sido si tal cosa hubiese sido de tal o cual manera, pero así como pienso eso también pienso que ese “hubiera” es solo un engaño de mi mente y que lo que tengo en verdad es el aquí y ahora.

Y desde mi aquí y ahora te digo que estoy muy feliz de estar de alguna manera en tu mundo, de relacionarme de alguna manera contigo y de transmitirte humildemente lo que pienso lo que voy  aprendido, y lo hago por una simple razón, lo hago porque así lo decidí.

Como siempre tienes y tendrás dos caminos ante ti, uno de ellos te guía hacia el arrepentimiento y la culpa por lo que fue o no pudo ser y el otro te lleva hacia la aceptación de tu pasado, de tus decisiones, de tus acciones, como la semilla que vio nacer a quien eres ahora. ¿Qué camino decides?

Carlos Zubiate