Se sentó frente a mí...


Se sentó frente a mí con los ojos cerrados, no sé si le costaba verme a los ojos o quizás simplemente no podía verse él mismo en los míos, y a decir verdad yo también los tenia cerrados, pero aun así podía verlo, no era la primera vez que nos sentábamos de esa forma, pero era indudable para ambos que esta vez era diferente.

Estuvimos largo rato uno en frente del otro sin decir nada, cuando de pronto rompió el silencio y dijo: -no sé qué decir- le dije: -tranquilo, se lo que sientes déjame ayudarte por favor- y al rato pude verlo más relajado y dispuesto, ya ambos con esa sensación de tranquilidad le dije: -quiero que pienses en tu relación con ella, y quiero que me digas si la pudieses representar como la representarías- y me dijo: -como un niño lastimado-.

Le dije: -ese niño lastimado es el fantasma de lo que fue tu relación con ella, debes pedirle perdón para que pueda irse y dejar de atormentarte- sin mayor necesidad de explicaciones entendió esto, y aun con los ojos cerrados, respiro muy profundo y comenzó a hablarle.

Y le dijo: -niño lindo escúchame con atención por favor, tú ya no puedes estar aquí, tú solo puedes estar aquí cuando un papá y una mamá se aman, y tu mamá ya no me ama, y es por eso que no puedes existir solo conmigo, lo siento bebe lindo, pero esas son las reglas, ni yo ni tu mami hicimos las reglas, lo siento mucho, por favor perdóname-.

En ese momento se le quebró la voz y, aun con los ojos cerrados, empezó a llorar y continuo –quise tantas cosas para ti mi amor, lo siento mucho bebe, las cosas no salieron como queríamos, yo hice mi parte pero no fue suficiente, lo lamento mucho por favor perdóname, no quiero verte así, no quiero verte lastimado, por favor regresa al cielo de los bebes como tú, para que un ángel te cure, fuiste mi vida fuiste mi amor, te amo y nunca te voy a olvidar, gracias por todo lo que me diste, gracias por cada instante que viví en ti-.

Para ese momento yo también estaba llorando, aunque a decir verdad yo lloraba también desde que el comenzó a hacerlo, las personas no ven que las relaciones son como niños, como bebes, como seres frágiles y las maltratan a su gusto.

Abrió los ojos llenos de lágrimas, al mismo tiempo que lo hice yo también, me miro fijamente y yo a él, y me dijo: -lo siento por el dolor que te he causado, perdóname por lo que te he hecho pasar para poder sanar esto, te amo porque siempre estas para mí y gracias porque ya todo ha pasado-.

Ambos sonreímos al mismo tiempo y pude sentir como mía su tranquilidad, antes de irse me pregunto si quería que hiciera algo por mí y le dije: -cuando sientas o pienses que en tu vida las cosas están mal y no sepas que decir, no olvides nunca lo que me has dicho y solo tienes que decir lo siento, perdóname, te amo, gracias-

Se levanto de la silla al mismo tiempo que lo hice yo, nos dimos ambos las gracias una vez mas y dejamos como mudo testigo, en su lugar de siempre... el espejo.

Carlos Zubiate