¿Por algo o por alguien?


Cuántas veces hemos escuchado o hemos dicho esa típica frase “las cosas pasan por algo”, siempre que he escuchado o dicho frases como esta, o alguna otra por el estilo, no he podido evitar experimentar una especie de sensación desagradable, que me recordaba que detrás de eso había algo así como una falta de visión o de entendimiento ante las situaciones o circunstancian que  en verdad no comprendemos.

Sé que lo que estoy escribiendo puede sonar bastante contradictorio a lo que se piensa generalmente, pero ¿en verdad consideran que las cosas pasan por algo?, ¿que las cosas suceden por “causas ajenas”?, ¿que las cosas en verdad suceden por ese “algo”?, ¿no será que las cosas suceden por “alguien”?.

Me refiero a que siempre que en nuestra vida nos suceden cosas que parecen injustas terribles y dolorosas, lo único que atinamos a decir (y diría que a pensar y a sentir también) es que “esas cosas suceden por algo”, pero cuando en nuestra vida nos suceden cosas buenas y agradables no decimos, ni pensamos, ni sentimos, que sucedan por algo, más bien pensamos, sentimos y decimos, que esas cosas nos suceden, por suerte, porque nos lo merecemos, por nuestro esfuerzo, etc. el punto es que en cualquiera de las dos circunstancias, siempre estamos desconectados de nosotros mismos cuando “algo” nos sucede.

La verdad, no creo que nada en nuestra vida suceda por casualidad, por la suerte, por el destino, o porque “Dios así lo quiso”, todas las cosas que nos suceden, todas las circunstancias que vivimos, e incluso todas las personas que entran en nuestra vida (o mejor dicho, a las que permitimos que así lo hagan) afectan nuestra existencia, ya sea de forma positiva o no tan positiva y definitivamente son colaboradores en la creación de la persona que somos.

Si observamos los acontecimientos que suceden en nuestra vida nos daremos cuenta, que con el paso del tiempo, son como piezas que encajan perfectamente en nuestro “rompecabezas”, y si observamos un poco más, nos daremos cuenta que esas piezas de una u otra forma fueron “movidas” por nosotros mismos.

Es bien sabido que toda causa tiene un efecto, que todas nuestras acciones tienen sus reacciones, y se manifestaran en nuestra vida como resultados buenos o no tan buenos según sea el caso, pues por cada acción hay una reacción opuesta igual.

Lo importante es que por lógica, deberíamos ser capaces de manifestar lo que verdaderamente queremos que suceda en nuestra vida (el efecto), pero es aquí donde se nos complica la cosa, y eso es simplemente porque no observando las razones (las casusas) que lo pueden hacer posible.

Dejemos de creer que “las cosas suceden por algo”, comencemos a hacernos responsables de nuestras “causas” para así ser responsables también de nuestros “efectos”, comencemos a pensar que las cosas suceden por ALGUIEN y que ese alguien eres TÚ.

Carlos Zubiate