No poder...

La búsqueda constante para entender, comprender, saber, me ha llevado  por diferentes caminos. He viajado por “medio mundo” buscando,  y me sucedió lo mismo que aquel protagonista del libro, que buscó un tesoro por el mundo entero y… ¡el tesoro estaba bajo su almohada!

Lo que  yo buscaba,  siempre estuvo dentro de mí, poder comprender a otro ser humano, sólo fue posible cuando pude comprenderme a mí mismo
.
La regla de oro dice: “No hagas a otro, lo que no quisieras que te hagan a ti”, y “No pidas a otro lo que tú no estás dispuesto a dar”. Esta regla funciona siempre.

Solo conociéndome y entendiéndome a mí mismo, podré hacerlo con los demás. No puedo exigir y pedir a otro, lo que yo no estaría dispuesto a dar o hacer.

Es importante también, comprender, cuando la otra persona no puede, no es que no quiera,  NO PUEDE, llevar a cabo determinadas tareas o acciones.

Hace poco conversaba con un buen amigo, quien se lamentaba por la falta de apertura que encontraba en las personas para aceptar estas ideas, y que yo más bien diría, sobre estas verdades. La verdad es que muchas veces no es que no se quieran aceptar, es que no se puede.

A veces con ejemplos me es más fácil explicarlo. Imagínate que te vas de viaje a la China y de pronto, te separas del grupo y te pierdes, entonces te acercas a una persona y le  preguntas en tu idioma… ¿Cómo llego a mi Hotel?. La persona te quiere ayudar, pero no puede entenderte, No habla español. Quiere entenderte, pero no puede, su capacidad se ve limitada por el idioma.

Así sucede con muchos casos en la vida, a veces las creencias y conceptos que hemos grabado desde niños, se transforman en una “camisa de fuerza” que nos impide abrir los brazos para aceptar otras ideas.

De pronto nos encontramos con un amigo o familiar que sufre, por dar un ejemplo,  de alcoholismo, o cualquier otra enfermedad compulsiva, y le decimos ¿Por qué no dejas de beber? ¡Hazlo por tu familia! El sujeto en cuestión está enfermo, con una enfermedad emocional y que lo lleva a actuar de forma obsesiva-compulsiva; lo compulsivo es aquello que hacemos a pesar nuestro
.
Entonces nos escucha, quiere detenerse, pero… NO PUEDE.  Entender esto y comprenderlo,  es un acto de amor.

Esto no quiere decir, que nos quedemos sin hacer nada, claro que podemos hacer algo...
Primero aceptar que si estamos viviendo esa situación, o alguna otra parecida, es porque desde nuestras memorias la estamos recreando. Luego humildemente comprender, que no lograremos nada dando  consejos. 

Si analizamos en nuestro interior y buscamos cuantas cosas quisiéramos hacer, y somos frenados por nuestros miedos y aversiones, podríamos entender en parte,  lo que está viviendo aquella otra persona.

Una vez entendido esto, viene lo más importante… poner todo en manos de La Divinidad, Dios, Papá lindo, la Fuente, el Universo (o como quieras llamarlo) y buscar ayuda profesional.

Lo que sucede cuando entregamos antes de buscar la ayuda profesional, es que, sin darnos cuenta del todo, iremos directamente a la persona correcta, donde aquel o aquella, y será la persona idónea para ayudarnos y esto funciona así, para cualquier situación, ya sea de salud, de trabajo, familiar, etc. 

Una vez más viene a mi mente el concepto de: NO JUZGAR, SOLO ACEPTAR Y ENTREGAR.

Como ya viste,  entregar, no significa que me voy a mi casa y espero que una mano mágica venga y lo resuelva todo. Entregar significa, que soy humildemente guiado por la inspiración divina.

Hoy he querido tratar este tema, porque muchas veces, durante mi aprendizaje, confundí  lo que era la entrega, con esperar algo “MAGICO”.

Quise resolver mis asuntos a base de milagros, sin comprender que el verdadero milagro, es la guía constantes de Dios.

Puedo decirte que yo he vivido, experimentado y me he conmovido con milagros maravillosos en mi vida, pero ninguno de ellos fue mágico.

Siempre sucedieron,  respetando el orden cósmico, sincronizando personas y situaciones y ¡ZAS! allí estaba algo milagroso, cuando menos lo esperaba y por la vía que jamás había imaginado.

Hoy, sólo hay gratitud en mi corazón, Dios me ha permitido vivirlos y también me ha permitido doblarme con humildad ante Él y dar testimonio del poder ilimitado de Su Amor.

No busques milagros, ellos te encontraran a tí, cuando lo hayas entregado todo.

No juzguemos, no critiquemos, tratemos de comprender a quienes están atados por sus memorias, que quieren, pero no pueden.

La mejor forma de trabajar es hacerlo desde nosotros, ponernos en los zapatos del otro, reconocer en nosotros nuestras limitaciones, estrecheces y aceptar.

Solo cuando aceptamos estamos en condiciones de entregar. Para entregar algo primero tenemos que haberlo aceptado como propia.


El camino (a casa) es largo pero está lleno de luz, todo está en empezar.

Carlos Zubiate