Cada día tengo más claro que
el día no comienza al despertar, como se suele creer, aunque tengamos los
calendarios y los relojes que nos dicen lo contrario. El día comienza la noche
anterior, cuando todo lo vamos apagando y silenciando.
Cuando nos metemos en la
cama dispuestos a descansar pensamos unos minutos en todo aquello que del día dejamos
atrás, así es, en cuestión de minutos recorremos las horas transcurridas desde
que nos levantamos hasta que estamos nuevamente en el inicio de ese levantarse.
No importa cómo nos fue el día,
si fue “bueno” o “malo”, si fue “pesado”, si fue “tranquilo” o que se yo, lo
que al parecer importa es que “fue” e inmediatamente sin darnos del todo cuenta
hacemos algo que solo los seres humanos podemos hacer pensamos cómo será el
siguiente día, que es lo que tenemos que hacer, que ropa usaremos, etc. por eso
una vez más digo… el día comienza la noche anterior.
De cómo nos acostemos nos
despertaremos. De cuál sea nuestra última palabra, nuestra última imagen,
nuestro último pensamiento será nuestro siguiente día. Creo que por eso hay
noches llenas de luz y días llenos de oscuridad.
Lo dejo aquí, para que lo
pienses. Quizá esta noche comience tu día.
Carlos Zubiate